Con la llegada de la primavera y mientras la luna juega al escondite con el día claro y soleado llega uno de los grandes momentos de la jornada. Los caballos blancos como la nieve del invierno aguardan nerviosos y los bueyes grises como la tormenta, esperan.
Es el momento del corredero, el momento en el que el mayoral, ese jinete de bravura que cabalga por el tiempo, pone calma a la tempestad de los bravos y templa los nervios del caballo.
Despacio, muy despacio, como se hacen las cosas en el campo que de eso «Juaky» , Joaquín Morera mayoral de Partido de Resina, como todo buen mayoral sabe.
Sólo el repiqueteo de los cascos de la tropa y la voz del mayoral siembran en el aire sus voces sosegadas, tranquilas, mientras las flores crecen en silencio.
Para ser mayoral hay que escuchar al viento que trae los aires de las marismas cercanas.
Los toros guapos corren y el mayoral los acompaña tranquilo, seguro de su cabalgadura y de su estampa. Juntos juegan con el día que se muestra hermoso. Con la llegada de la primavera y mientras la luna juega, los mayorales corren a los bravos con voces sosegadas, hay una calma que se escucha quieta y que sólo un mayoral corre por la estampa del tiempo detenido en su carrera.
Producción – UMAVACAM
Fotografía – Carlos Canalo de Miguel
Texto – Manuel Rivas González
Idea original – César Borreguero Iglesias